lunes, 30 de diciembre de 2013

El Desertor: El Viaje

Cartelito en el desierto
Al pobre Xeilord, es decir a mi, no me ha tocado otra que emigrar, la situación en España no invitaba  a quedarse, y estar más tiempo en paro podía ser un ataque en la línea de flotación de mi estabilidad mental.

Lugar de destino: el desierto, Dubai.



El viaje a Dubai es curioso, saliendo desde Madrid son 7 horas de viaje aproximadamente, hay algunas variaciones en cuanto a ésto ya que a veces no se sale a la hora y el comandante pisa con fuerza el acelerador del Boeing-777.

Extrañamente cuando fui por primera vez no habían colas, pero las navidades y los demás expatriados desertores como yo, o aventureros que diría alguna ministra, estábamos allí dispuestos a irnos y formamos una gran cola.


Colas de embarque, unas risas vamos
Después de un buen rato de estar allí esperando a pasar las maletas nos tocó a nosotros y pudimos comprobar como un trato cortés y una sonrisa hacen más que nada, y la gente de Emirates se portó muy cariñosamente con nosotros y nos permitió un exceso de peso sin pagar, si me lees amiga de Emirates, GRACIAS.

Subimos al vuelo pensando en las horas que nos quedaban, durante esas horas tienes varias opciones dependiendo de la hora del vuelo, o dormir, si sales a las 9 de la noche e intentar regularizar tu sueño porque llegarás a las 7 de la mañana, o bien, si el viaje sale a una hora razonable como las dos de la tarde, ponerte a hacer cosas con las pantallas de los reposa-cabezas de los asientos, donde tienes miles de opciones entre escuchar música, ver pelis e incluso jugar a unos juegos bastante cutres pero entretenidos.

Yo opté por lo fácil, buscar una recopilación de Pink Floyd y ponerme a leer DUNE, por aquello de poder saber como me voy a convertir en el Madhi Atreides de este nuevo lugar.


El Boeing-777 por dentro
La gente de Emirates pone todo su empeño en que estés a gusto, te dan de comer/cenar, y te dan aperitivos y bebidas hasta que te aburras, especial mención a L. que me dió todo el café que mis nervios pudieron aceptar.

El vuelo te permite conocer gente y supimos de la vida de una chica Argentina que se iba de boda de una sobrina a Tailandia y también de un francés afincado en Washington y el Caribe con el que hablamos al bajar del avión e ir en el autobús hasta la terminal y que era una suerte de Livingstone moderno, con su melena y barba.

Ahora tocaba el tema de los visados, y esto ES MUY IMPORTANTE, si vais con un E-VISA, NO VALE ir por la cola de los europeos, llegaréis al final y os volverán a mandar al inicio de otra, otra cosa es si no vais con visado ninguno, que el proceso es rápido.

Una vez habíamos pasado el primer control, donde nos hicieron una foto, pasamos a volver a meter la maleta de mano en otro sistema de rayos-X, después recogimos las maletas facturadas, con toda tranquilidad porque si algo tiene Dubai es SEGURIDAD, a nadie se le ocurre robarte nada y llevarse tus cosas.
El Aeropuerto de Dubai y sus juegos de luces

Después otro arco de seguridad de las maletas, esta vez las grandes, y a por el Taxi, y eso es la segunda odisea, las colas de los taxis son la hostia, de una longitud abrumadora y están organizadas por un machacas que distribuye a la gente y al que a veces le bronquean porque siempre manda a la gente a la misma.


El resto fue decirle al taxista a dónde íbamos y la llegada al hotel, y listos a por el siguiente día en el desierto.